Mito común: La carne fresca es de mayor calidad que la harina de carne en alimentos secos.
Análisis:
La harina de carne contiene una mayor concentración de nutrientes por peso seco, ya que ha sido deshidratada y procesada para eliminar el agua. Es habitual encontrar niveles de proteína garantizada entre un 50% y 60% en el producto final, especialmente en el mercado chileno.
La carne fresca, aunque suene atractiva, está compuesta en más del 90% por agua. Durante el proceso de extrusión (tratamiento térmico a alta temperatura usado en la fabricación de pellets), se pierde una cantidad considerable de nutrientes.
La carne deshidratada y la harina de carne son técnicamente similares, siempre que estén libres de huesos o subproductos no aptos.
Las normativas de la AAFCO y la Unión Europea permiten el uso de vísceras y subproductos siempre que sean seguros y cumplan con estándares sanitarios.
Conclusión:
La inclusión de harina de carne en el alimento seco no representa un riesgo ni una reducción de calidad. Al contrario, garantiza un aporte proteico consistente y regulado. Por ello, no debe considerarse inferior frente a la carne fresca, cuya calidad final puede verse reducida tras el procesamiento térmico.